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Palos de Ciego

Túnez día 3: Un dia diferente

Douz, Hotel Tuareg 22:45 

Otra, terraza, otro hotel, otra ciudad. Me encuentro en Douz, una de las puertas al Gran sur, el Desierto del Sahara. He pasado en pocas horas de un extremo de la realidad a otra. De Gabes, ciudad sucia e industrial a Douz, ciudad sucia y turística. La jornada de mañana, aunque quizás atente a mis principios, se presenta apasionante. Pero no adelantemos acontecimientos.

 Una de las ventajas de ir a un país extranjero a trabajar es que si bien no haces mucho turismo si que te sumerges de forma más natural en el ritmo de vida del lugar al que llegas, conoces a la gente en situaciones cotidianas y si tienes suerte y te lo mereces incluso puedes hacer un amigo.

 Aquí sentado, mirando las palmeras del desierto que mañana me voy a atrever a profanar, me pregunto todavía como he conseguido acabar la tarea que me habían encomendado. El entorno era el de siempre, PC's, pantallas, una sala caliente sin ventilación (y en Túnez), un programa nuevo con el que pelearse, ciertos problemas que resolver Hasta ahora nada nuevo. Ahora súmale que para encontrar los errores del sistema que tenían que ser corregidos tienes que comunicarte con a un tunecino que solo habla árabe y francés, hablando tan solo español e ingles. Se han producido situaciones un tanto surrealistas. 

Es curioso como con voluntad y paciencia dos personas pueden comunicarse sobre algo tan fuera de lo común como redes eléctricas, centrales, control remoto...más difícil ha sido aprender el idioma de mi compañero de trabajo, ¿el francés? ¿el tunecino? no su idioma privado. El pobre hombre estaba convencido de que sabía ingles. Pero le cambiaba el significado a las palabras, last es siguiente, I don't es su comodín, lo usaba para decir que no tenía ni puñeterea idea y para decir que el iba a hacer algo, que estuviese atento de como se hacía.

Y no escribo esto para reírme de él, yo hasta esta mañana estaba convencido que me sabía los números en francés. Después de una veintena de códigos dictados erróneamente he descubierto lo contrario. 

Douz, Hotel Tuareg 0:40 M

e esta gustando esto de escribir en una terraza con vistas, voy a incluir este detalle en las condiciones indispensables cuando me compre una casa. 

El ser humano tiene una característica muy peculiar. Se ríe sanamente, sin acritud de las desgracias ajenas. Si se que también tiene mucha mala leche y podemos reírnos exactamente de la forma contraria. Pero creo que hay que ser una persona malvada para eso. Me refiero a presenciar un acontecimiento y reírse de el, por lo surrealista de la situación, por que si le quitas la parte de desgracia en el fondo es gracioso lo que ves. 

Viajando de Gabes a Douz se ven en los arcenes (si a esa franja de arena se le puede llamar arcén) unas señales de tráfico muy parecidas a otras que hay en España, la diferencia es que dentro del triangulo rojo con fondo blanco no está el dibujo de una vaca  un ciervo, en Túnez hay que tener cuidado con atropellar a los camellos dromedarios. La señal en cuestión repetida hasta la saciedad y con advertencias en tunecino y francés  nos resultó a los tres ocupantes del coche un tanto graciosa. Tanto más cuando al lado de la carretera no hay ningún sitio donde pueda esconderse un dromedario y dado que son grandes como ellos solos pues piensas que debe ser  muy difícil no ver un dromedario en mitad de la carretera.

En esas estamos cuando a lo lejos vemos una acumulación inusual de luces de posición (viajábamos de noche). Al acercarnos observamos un dromedario muerto en el arcén, un mercedes reventado y el dueño estaba siendo atendido encima del asiento trasero de su coche, lo habían sacado y lo usaban a modo de camilla...

lo curioso es que las bromas continuaron, que si es mala suerte, que si toda la vida trabajando para acabar así, que si para que quieres un mercedes si lo empotras contra un camello, que posibilidad hay de pegársela con un camello, que si los camellos de aquí son muy selectos y solo se chocan con mercedes, que si, que so, que su...pero nadie comento que a lo mejor al del coche estaba a punto de morir.

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