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Palos de Ciego

Túnez día 16: Una chicha a la luz de la Luna

Mañana nos vamos de Gabes, se que volveré, queda trabajo por hacer. Decir que  no me alegro sería mentir pero resulta algo extraño tras tres semanas en está ciudad, este hotel, trabajando con las mismas personas.

Hemos salido tarde del trabajo pero eso no ha enfriado los ánimos que teníamos de hacer algo diferente. Nuestros compañeros tunecinos nos han llevado a un café realmente hermoso en mitad del oasis. Hemos tardado un buen rato en llegar ya que hemos ido por un camino tortuoso entre palmeras y árboles frutales, atravesando pequeños poblados rebosantes de vida a altas horas de la noche.

Hay momentos en la vida en los que merece la pena vivirla. Sin preocuparte de profundas deliberaciones filosóficas sobre la vida, el futuro o la muerte. Simplemente un café, una chicha que fumar y compartir. Comunicarte y descubrir que no importa de donde procedes sino lo que eres y lo que estás dispuesto a ofrecer en un momento dado a la persona que por alguna razón o por ninguna en ese momento está a tu lado.

Tres  tunecinos, dos serbios y un español, riendo, hablando de lo que quieren de la vida, riendo aún más. Explicando viejas costumbres, extrañas a veces incluso para el que las practica. Pasando el rato sin más momento que el ahora. A veces todo parece muy fácil.

Y así debería ser.

Hoy me encuentro melancólico.

Será efecto de la chicha que he fumado.

Túnez día 13: Dias especiales

Habitación del Hotel Chems, 22:58 

Como cada día durante esta semana estaba dispuesto a acostarme sin escribir nada.Tengo varias ideas rondándome la cabeza pero no encuentro el ánimo suficiente.Además ha sido un día en el que no ha ocurrido nada especial.

 Si piensas algo así, me he dicho, es porque distingues entre días especiales y días normales...no he querido profundizar mucho en esto por no fabricar en mi cabeza uno de esos enredos de los que nunca se como salir. 

Pero hace unos minutos, antes de apagar la luz he dado con la razón por la que sentía que debía escribir algo.He pasado varios días seguidos dividiendo mi tiempo entre el trabajo, el hotel y el restaurante donde comemos, siempre el mismo porque mis colegas serbios no quieren innovar ni aventurarse en los misterios de la comida tunecina.

 Hoy sin embargo me he levantado un par de horas más tarde de lo habitual, he desayunado sin prisas. Tras pasar una agradable mañana paseando por el mercado de la ciudad, que tampoco era nada del otro mundo pero que al menos es un mercado hemos almorzado en un sitio diferente (el de siempre cierra los domingos, no preguntéis la razón porque aún  no al sé). Una tranquila siesta en el hotel y solitario paseo por la algo más que sucia playa de Gabes rematan un día en el que la guinda es la boda que están celebrando en el hotel. Música tradicional, gritos de guerra y alegría, vestidos vistosos me han dado las buenas noches. 

Si esto es un día normal es que no se disfrutar de la vida... 

Se que no es así, de manera que debo decir que este ha sido un buen día.

Túnez día 10: Detalles Cotidianos

A veces cuando viajas las mayores diferencias las encuentras en los pequeños detalles, en las costumbres cotidianas. Suelen ser las que menos has planificado y por tanto te pillan con la guardia baja, echas de menos la forma de hacer las cosas de tu país, te preguntas como alguien puede hacer ciertas cosas de cierta manera cuando la única forma valida es la tuya. Pero no puedes hacerlo como siempre porque no tienes los medios.

A veces cuando viajas las mayores diferencias las encuentras en los pequeños detalles, en las costumbres cotidianas. Suelen ser las que menos has planificado y por tanto te pillan con la guardia baja, echas de menos la forma de hacer las cosas de tu país, te preguntas como alguien puede hacer ciertas cosas de cierta manera cuando la única forma valida es la tuya. Pero no puedes hacerlo como siempre porque no tienes los medios.

¿Qué hacer?

Hay quien se adapta, que no rendirse. Hay quién no es capaz y se conduce por la vida con exigencias, incomodo por no poder hacer las cosas como querría. Otros, los más, los menos, no se adaptan pero tampoco molestan. Simplemente usan el ingenio.

Todo este discurso viene a hacer referencia a algo que descubrí el primer día que llegué a este país. Lo descubrí por casualidad, haciendo algo bastante común. El que esté leyendo esto también lo hubiese descubierto tarde o temprano.Estaba en el centro de control de Gafsa, había dormido poco ya que salimos a las cinco de la mañana de la capital. Me encontraba sentado haciendo algo importante cuando me sobrevino una visión, el recuerdo de una película. ¿Habéis visto "Demolution Man" de Silvester Stallone? (vaya referencia cinéfila y culta) La han echado muchísimas veces en la tele (esto es un intento de disculpa). ¿Recordáis la escena en la que los compañeros del Stallone se ríen por que no sabe como usar las tres conchas (no me preguntéis lo que son, no lo se pero siempre he tenido curiosidad)? Poneos en mi lugar: sentado haciendo algo importante, acabas, miras a un lado miras a otro y no hay papel higiénico en ningún sitio. En la pared hay un grifo y una manguerita (¿¿las tres conchas??). No les echaste mucha cuenta al entrar al baño aunque ahí están y piensas Naaa, no puede ser.

El Rambo-Stallone lo solucionaba en la peli insultando a un expendedor automático de multas y llevándose una docena de multas al W.C. pero aquí en Túnez no hay de esas (y yo tampoco soy Rambo). Tan solo un grifo y una manguerita. Piensas en la adaptación, en la diferencia de culturas y todo eso. Pero es tu culo y tu culo no entiende de adaptación ni de culturas. Quiere ser limpiado como siempre, a lo sumo acepta sustituir el papel higiénico por papel de periódico o por hierbas del campo mientras no sean de ortiga. ¿Un chorro de agua? ¿A quién se le ocurre? De repente piensas que si usan agua tendrán que secarse de alguna manera. En el W.C. no hay nada. Abres la puerta despacio. En el lavabo tampoco hay nada. ¿No se secan?, no quieres ni imaginártelo, chorro de agua, sin secarse y pantalones arriba...

Hay momentos en lo que agradezco ser como soy, ¿adaptable? no, previsor. Recuerdo el paquete de pañuelos de papel que deberían estar en mi bolso, en el bolsillo de emergencia. Ahí está. Salvado.

Cuando regreso a la sala de control le pregunto a uno de mis compañeros que me sonríe y abriendo su mochila me enseña dos rollos de papel higiénico. En los baños de los hoteles hay, me dice, para los turistas. Cógelos allí y lleva siempre contigo.

¿Sabéis lo más extraño? Cada vez que voy al baño cojo el papel higiénico de forma disimulada, sin que me vean mis compañeros tunecinos. No me gustaría que piensen que soy un cerdo que no usa agua para lavarse el culo.

Podemos alegar que nosotros tenemos “bidés” en nuestros cuartos de baño (cada vez menos). No es lo mismo. La manguerita no es lo mismo que un “bidé”. ¿Por qué? No lo se pero cada vez que entro en un W.C. y veo agua en el suelo nunca la veo del todo transparente......imaginaciones mías. Seguro

Túnez día 8: Hambriento

20:05, BCC de Gabes

 

Tengo hambre, mucha hambre.

 

Ha sido un día muy largo. Tanto que aún lo es.

 

No he comido nada.

 

Sin sufrimiento no hay cura. Jajajajaja

Hago cálculos, lo del domingo lo vomité, lo poco del lunes lo cagué y hoy no he injerido nada más que agua.

Resultado: tres días sin comer.

Y aún sigo aquí, en el tajo, como un campeón. Y todo porque los jodidos serbios tienen mucho que hacer aún. 

Lo peor...que mañana será un día tan aburrido como el de hoy, o más. 

Túnez día 7: Borroso

Hora  ni idea, lugar creo que la habitación del Hotel Chems. 

Veo borroso, tengo fiebre, no he comido en todo el día y lo que comí ayer lo he vomitado o lo he cagado. 

Ellos no se creen que vaya a sobrevivir. 

No me conocen. 

Dadme unas horas de sueño y volveré a comandar mis tropas hacia la victoria final. 

Ellos no creen 

Nu me cpnosem 

No veo bien. 

NEcesito dormíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Túnez día 5: El Gran Erg

18:37, Hotel Bereber Matmata 

Dicen que por aquí se rodó la Guerra de las Galaxias y... 

De acuerdo voy a andarme por las ramas, si soy culpable, desde el punto de vista que quieras, moral social, global aunque  no lega y no podrán encarcelarme. Tendré que trabajar mucho para redimirme en la otra vida por que lo que es en esta.

 No puedo alegar que no lo sabía  porque me lo dijeron el primer día, nada más bajar del avión. 

Ya comente la última vez que escribí, hace dos días que iba a profanar el desierto y así lo he hecho.

 Salimos temprano de Douz, dirección Matmata, donde me encuentro ahora escribiendo. Allí nos esperaba nuestro guía, Daniel, un francés de pelo largo y canoso y muchas horas de desierto pegadas en la piel y un compañero, Pascal, amigo suyo de la infancia que estaba por allí de vacaciones y nos iba acompañar como coche escoba. 

¿He dicho coche?, no coche no, quad, un quad para cada uno, en los que íbamos a llegar al oasis de Ksar Ghilane. 70 Km. en un día, 30 por una pista de tierra y piedras llena de baches con el inconveniente de que era la primera vez que muchos cogíamos un trasto de estos. Linda máquina, como dice Roberto el Argentino, bien diseñada. Estoy de acuerdo con él. Y lo demostraron en los 40 Km. de dunas que tuvimos que recorrer hasta llegar al oasis. Las dunas del gran desierto del Sahara. Hay gente que siente lo insignificante que es el ser humano mirando las estrellas. No ha que irse tan lejos, basta tan solo con darse un paseo por el Gran Erg, aunque sea en una de sus zonas más benignas, si es que se pueda decir que tiene alguna.Kilómetros de fina arena que se extienden hasta donde la vista  no alcanza, de colores a veces ocre a veces oro. Salpicada por plantas con el valor suficiente para crecer aquí, luchando contra el calor y las dunas. Un lugar en la tierra de una belleza que duele tan solo con recordarla, más bella aún cuando se sabe peligrosa.Detenerse un instante a escuchar como pasa el tiempo en este lugar, inexorable, sin prisa, poderoso, con toda la eternidad por delante. Un tiempo orgulloso de una de sus obras maestras, el desierto del Sahara. Sentir el viento en la cara, un viento cargado de historias y leyendas. El sol no te alumbra, te golpea con sus rayos, dudando si perdonarte o no la vida. 

Y yo he aceptado mancillar este templo de la naturaleza, no por el mero hecho de atreverme a atravesar un pequeño trecho sin pedirle permiso primero. Si no por hacerlo motado en un artilugio de cuatro ruedas que marcaban su cuerpo, una maquina infernal que exhalaba un aliento de humo negro y pestilente, un bicho gritón que mataba a cada segundo la tranquilidad de un sitio tan sagrado como puede serlo cualquier lugar de este mundo.

 Lo peor de todo, he disfrutado haciéndolo. He disfrutado de cada duna remontada, de cada salto, de cada caída, de todas y cada una de las sensaciones experimentadas, el vuelco de estomago en cada aceleración, la subida de adrenalina cuando sientes que no estás seguro que vayas a controlar el siguiente aterrizaje...Roberto tenía razón: linda maquina del infierno has tirado por tierra alguna de mis convicciones más antiguas.

 ¿Qué si voy a repetirlo? quién sabe, en principio sigo renegando de este tipo de actividades.

 ¿Qué si me arrepiento?, ni un ápice señoría, que conste bien claro en el acta. 

Que conste también que por esta vez no he recibido ningún castigo por parte del ofendido. Tan seguro de su actual poder el desierto no ha protestado por mi osadía. 

Es más al llegar a mi lugar de destino me tenía preparado algunos regalos. Si, más regalos aún. 

 Anochecía cuando llegamos a las inmediaciones del oasis. Antes de buscar refugio entre sus palmeras contemplamos la puesta de sol desde las ruinas de una antigua fortificación romana reutilizada como prisión por los franceses. Llevo diez minutos delante del teclado y no se me ocurren palabras para describir lo que es una puesta de sol en el desierto. Cada vez que lo recuerdo miro al horizonte y me entran ganas de llorar.

 Si así es señoría, miembros del jurado pude disfrutar de una de las puestas de sol más hermosas del mundo. Pero no acabaron aquí los regalos que el oasis nos iba a proporcionar.  

Tras aparcar nuestras monturas bajo unas palmeras, cansados, sucios y hambrientos, descubrimos que la guinda del día estaba por llegar. Allí, bajo las palmeras, en la fría noche del desierto, teníamos a nuestra disposición una manantial de aguas termales donde quitarnos el polvo del camino y relajar nuestros agotados músculos.

 El resto ya es historia: cena en la jaima, te y chicha de postre, mirar las estrellas tumbado en una duna y dormir como un lirón para reponer fuerzas.

Túnez día 3: Un dia diferente

Douz, Hotel Tuareg 22:45 

Otra, terraza, otro hotel, otra ciudad. Me encuentro en Douz, una de las puertas al Gran sur, el Desierto del Sahara. He pasado en pocas horas de un extremo de la realidad a otra. De Gabes, ciudad sucia e industrial a Douz, ciudad sucia y turística. La jornada de mañana, aunque quizás atente a mis principios, se presenta apasionante. Pero no adelantemos acontecimientos.

 Una de las ventajas de ir a un país extranjero a trabajar es que si bien no haces mucho turismo si que te sumerges de forma más natural en el ritmo de vida del lugar al que llegas, conoces a la gente en situaciones cotidianas y si tienes suerte y te lo mereces incluso puedes hacer un amigo.

 Aquí sentado, mirando las palmeras del desierto que mañana me voy a atrever a profanar, me pregunto todavía como he conseguido acabar la tarea que me habían encomendado. El entorno era el de siempre, PC's, pantallas, una sala caliente sin ventilación (y en Túnez), un programa nuevo con el que pelearse, ciertos problemas que resolver Hasta ahora nada nuevo. Ahora súmale que para encontrar los errores del sistema que tenían que ser corregidos tienes que comunicarte con a un tunecino que solo habla árabe y francés, hablando tan solo español e ingles. Se han producido situaciones un tanto surrealistas. 

Es curioso como con voluntad y paciencia dos personas pueden comunicarse sobre algo tan fuera de lo común como redes eléctricas, centrales, control remoto...más difícil ha sido aprender el idioma de mi compañero de trabajo, ¿el francés? ¿el tunecino? no su idioma privado. El pobre hombre estaba convencido de que sabía ingles. Pero le cambiaba el significado a las palabras, last es siguiente, I don't es su comodín, lo usaba para decir que no tenía ni puñeterea idea y para decir que el iba a hacer algo, que estuviese atento de como se hacía.

Y no escribo esto para reírme de él, yo hasta esta mañana estaba convencido que me sabía los números en francés. Después de una veintena de códigos dictados erróneamente he descubierto lo contrario. 

Douz, Hotel Tuareg 0:40 M

e esta gustando esto de escribir en una terraza con vistas, voy a incluir este detalle en las condiciones indispensables cuando me compre una casa. 

El ser humano tiene una característica muy peculiar. Se ríe sanamente, sin acritud de las desgracias ajenas. Si se que también tiene mucha mala leche y podemos reírnos exactamente de la forma contraria. Pero creo que hay que ser una persona malvada para eso. Me refiero a presenciar un acontecimiento y reírse de el, por lo surrealista de la situación, por que si le quitas la parte de desgracia en el fondo es gracioso lo que ves. 

Viajando de Gabes a Douz se ven en los arcenes (si a esa franja de arena se le puede llamar arcén) unas señales de tráfico muy parecidas a otras que hay en España, la diferencia es que dentro del triangulo rojo con fondo blanco no está el dibujo de una vaca  un ciervo, en Túnez hay que tener cuidado con atropellar a los camellos dromedarios. La señal en cuestión repetida hasta la saciedad y con advertencias en tunecino y francés  nos resultó a los tres ocupantes del coche un tanto graciosa. Tanto más cuando al lado de la carretera no hay ningún sitio donde pueda esconderse un dromedario y dado que son grandes como ellos solos pues piensas que debe ser  muy difícil no ver un dromedario en mitad de la carretera.

En esas estamos cuando a lo lejos vemos una acumulación inusual de luces de posición (viajábamos de noche). Al acercarnos observamos un dromedario muerto en el arcén, un mercedes reventado y el dueño estaba siendo atendido encima del asiento trasero de su coche, lo habían sacado y lo usaban a modo de camilla...

lo curioso es que las bromas continuaron, que si es mala suerte, que si toda la vida trabajando para acabar así, que si para que quieres un mercedes si lo empotras contra un camello, que posibilidad hay de pegársela con un camello, que si los camellos de aquí son muy selectos y solo se chocan con mercedes, que si, que so, que su...pero nadie comento que a lo mejor al del coche estaba a punto de morir.

Túnez día 2: Las comidas de mi Tia

Gabes, Sur de Túnez. 22:00.Hoel Chems


Aquí sentado en la terraza de mi habitación puedo comtemplar el Mediterráneo. Mare Nostrum, el Mar Nuestro. Fue tan suyo, tan nuestro, tan de todos los que gozamos de sus aguas que aún con el paso de los siglos seguimos todos sintiéndonos un poco primos lejanos.
Compartimos tantas cosas pese a lo que nos pese y estamos tan distanciados y lo que aún nos alejaremos si el mundo sigue como sigue...a pesar de globalizaciones, antiglobalizaciones, migraciones en masa o alianzas buenrollísticas.

Hoy he sentido esa cercanía observando lo que hemos comido y los comentarios que ha hecho nuestro anfitrión, el encargado de la zona eléctrica en la que estoy trabajando.
¿No os ha pasado nunca que cuando habéis ido a comer a casa de una tía o algún familiar o incluso en casa de algún amigo y os ha preparado la comida su madre, lo que os servían, aunque sea un plato que soléis comer en casa no sabe igual? A mi me pasaba de pequeño muchas veces.
Pues aquí en Túnez tengo la misma sensación. Los ingredientes son muy similares, aceitunas, aceite de oliva, patatas, pollo, pescado; preparado en aliño, fritos, algunos guisos. La apariencia incluso es muy parecida (las papas aliñas del hotel de Gabes parecen de Casa Paco), pero no es lo mismo, hay algo de que se queda pegado al paladar, un aroma que baja por la garganta diciéndote que no estás en casa.

¿Sabéis otra cosa que recuerdo con mucho cariño? La ilusión con la que iba a comer a casa de cualquier familiar, de cualquier amigo, sabiendo que ese día podía llenarse de gratas sorpresas, que en cada bocado que daba iba a descubrir un nuevo sabor. Recuerdo como estaba atento a todo, para aprender las costumbres de aquella casa que me acogía. Creo que en aquellos almuerzos y cenas en hogar ajeno empezó a forjarse en mi esta capacidad de adaptarme a lo nuevo, de intentar ser respetuoso a las tradiciones de los que me rodean. Son los que han hecho que hoy para almorzar le haya dicho a Abdel que yo quería lo que el pidiese; ¿Sea lo que sea? ha preguntado el; Sea lo que sea he contestado yo.
El ha sonreído, creo que en parte contento de mi gesto, en pqrte pensando no sabes lo que te espera.

Túnez día 1

Gabes, Terraza del Hotel Chems, 21:50

Una nueva aventura ha empezad. A pesar de que no es el primer viaje y a que se trata de un desplazamiento por motivos de trabajo, para mi una situación como esta siempre será una aventura.
Por lo que he podido intuir no podré hacer mucho turismo, el deber es el deber y no estoy yendo a las ciudades más bonitas de Túnez pero creo que me voy a sumergir de una manera nueva para mi en una sociedad tan diferente y a la vez tan parecida (vaya topicazo) como lo es la tunecina.

Decir que he pasado la noche en Túnez es decir demasiado para las escasas tres horas que he podido dormitar eso si en un hotel de 4 estrellas con desayuno en la habitación a las 4 de la mañana incluido. Que largo se pude hacer un día que comienza a esas horas.
Unos de mis compañeros de trabajo ha tenía que impartir un curso en Gafsa, 4 horas en coche...no puedo decir nada de mi primer contacto con el país ya que lo he pasado dormido.

Nueve de la mañana en Gafsa, realmente este es otro mundo. Ya desde el coche notas un abismo entre este país y cualquier otro de Europa... ¿he dicho algo raro? ¿Qué eso ya lo sabíais? Vale y qué
Casa de un solo piso, algunas muy viejas y otras a medio construir, calles asfaltadas con arcenes de arena y líneas que nadie respeta (la forma de conducir en Túnez merece un capitulo propio, esperaré a tener más experiencia) y la gente...hace ya mucho tiempo que da igual como sean las calles, edificios, coches...lo que realmente distingue son las personas. Que a su vez dejaran una impronta imborrable en sus calles, casas, coches...y la gente de Túnez sabe dejar su impronta.

Son detalles, como se mueven, como miran, como se expresan. Me río yo del crisol de culturas que ha pasado por mi tierra, miras a estás gentes y ves en sus rostros el pasar del tiempo, la huella de cientos de generaciones y pueblos. No ves en ellos desesperanza ni enfado, tan solo a veces se asoma un mueca de ironía, del que sabe que el ritmo cambiado lo llevamos los demás y aún no nos hemos dado cuenta.

En general para que engañarnos la ciudad es fea, nada de pintoresca o diferente, es fea, las cosas por su nombre. Así que no me lamente mucho salir hacia Gabes después de comer tras intimar con un lugareño y su burro...tendré que sacar la cámara de fotos con cara de periodista y no de turista.

Me ha tocado conducir a mi, mi bautismo de fuego. Ha sido un tanto extraño ya que en muchas ocasiones el paisaje era calcado al de Andalucía o quizás se lo hayamos copiado nosotros.

Poco más que decir.
Una jornada un tanto aburrida, sin nada que destacar salvo que ha sido mi primer día en el continente africano.

Túnez día 0: En las nubes

Los ángeles son unos pajarracos, pero existan o no yo los envidio porque tiene alas.
Un día nublado, llueve a medias, a veces llueve a veces no. Las pesadas nubes se ven tan cargadas que parece que con dar una patada al suelo las gotas se van desprender antes que lo decida la borrasca.
He subido al avión simulando como siempre que no estoy ilusionado, son ya tantos vuelos. Pero no puedo contener una sonrisa cuando el capitán nos da la bienvenida, me encanta volar.


Despegamos, el avión despega, el resto no hacemos nada para ayudarle.
En un instante de tiempo no mayor que el parpadeo de unas pestañas nerviosas que no hacen caso al intento mi vecina de permanecer tranquila mientras respira profundamente agarrada a asiento, el avión se sumerge en las nubes negras que cubren el aeropuerto. A pesar de mi formación técnica no puedo evitar preguntarme si realmente el piloto podrá guiar su nave entre esta oscuridad. Un par de giros casi pierdo la orientación, yo...
Sigo mirando por la ventanilla y de repente todo cambia. Sobrevolamos unas

nubes limpias de bello algodón iluminadas por un sol radiante que nos mira con indiferencia, escoltado por un cielo teñido de un azul como dictaminan los cánones, un verdadero azul cielo.


Los ángeles serán unos pajarracos pero pueden disfrutar de espectáculos como este cada vez que les salga de sus celestiales ganas.

Mas alla de Internet.

Tres semanas sin conectarme

El mundo sigue girando y yo con el

pero dicen que hay otro mundo, es verdad yo lo he visto;

yo he viajado por sus enigmaticas sendas

Me cortaron las alas? he tenido que caminar.

Todos los mundos siguen girando y no te piden permiso;

no te esperan.

Hoy he encontrado una ventana a ese otro mundo;

como un oasis en el desierto y saciado mi sed solo a medias;

sabiendo que hay que marchar el agua sabe aun mas deliciosa.

Deliciosamente amarga.

He memorizado el camino.

Espero regresar pronto.

No hay muchos oasis en el desierto.

Yo busco el Sur

Durante mucho tiempo este fue mi nick en el messenger.

Todo surgio de una broma, un amigo mío tenía puesto:

"Busca tu Norte"

Yo me decante por el Sur, aún no se muy bien porqué;

quizás por llevar la contraria, quizás porque todo el que te dice que endereces el rumbo te señala al norte,

quizás porqué yo mismo soy del sur, quizás porque siendo del sur me parecía más enigmático e interesante

lo que podía haber al sur del sur...

ya me estoy liando.

Muchos quizás.

Con el tiempo intuí que teníamos olvidado esa parte del planeta que llamamos el Sur;

pero eso es harina de otro costal.

El hecho es que mañana parto hacia el Sur tantas veces soñado;

¿cómo metafora de un horizonte nuevo?

Si...

...no

Viajo a Túnez

Simple y llanamente por motivos laborales, sin encanto, sin misterio, sin aventuras.

Quizás (otro más) cuando llegue allí proseguiré con mi busqueda.

Ya os iré contando

Nuevos Horizontes

Nuevos Horizontes

Dicen que el vetigo es un medio de defensa del subconciente

que se activa cuando el consciente le pierde miedo al abismo.

Partir no me resulta más facil que a otros;

y el ritual es sencillo;

Siguiendo el Camino de las Estrellas, hace muchos años, escuché:

"tras el primer paso descubres que te sobra la mitad de las cosas

que llevas en el petate"

Nadie me dijo que lo que pesa realmente es lo que se lleva en el corazón;

así que hay que elegir con mucho cuidado que es lo que cargas en el.

Aún no lo he revisado;

lo dejaré como siempre para el último día.

Tras los pasos de Cartago

Tras los pasos de Cartago

Ahi vamos
 
 

Vida de perros

Vida de perros

Una vez lei:"Tranquilo, no saben que eres un perro "

No era así pero casi.

Pero no son los perros el problema.

Mascaras, disfraces y pantomima.

Anonimato no más perverso que la cobardía que ocultan.

¿Y quién me perdona la timidez?

La amenaza es invisible pero se deja sentir.

Si me miro y no se si voy o vengo, si me hundo o simplemente me arrastra la corriente,

si me difumino con el fondo y ni yo mismo me veo,

¿por qué limitarme a ser un perro ?

Llueve

Llueve...

sobre mi ventana llueve

la luz se va y no se como escribo esto

llueve...

sobre mis cristales llueve, o será sobre los tuyos

esto me suena

da igual

porque no llueve sobre nuestros cristales

Costumbres

Costumbres

Se es uno mismo hasta que se demuestra lo contrario.

Cuatro días en los que ser uno mismo no ha sido facil.

Como se puede ser uno mismo si a lo bueno se acostumbra el se humano rapidamente.

Hotel de lujo, comidas excelentes (y caras), musica, bebida... todo ello en la capital del reino, Madrid.

Se supone que era una transaccioón economica, había que hacerse útil para la empresa.

A partir de mañana veremos si han invertido bien.

Suerte que después he purgado mis pecados: duro suelo en saco de dormir y economía de guerra del cateto turista en Madrid

Gracias amigos por recordarme quien me gustaría ser en realidad.

Aunque a lo cómodo se acostumbra uno tan rapido.

Una hoja de otoño

Una hoja de otoño

Lentamente avanzo entre la multitud, camino arrastrando los pies, dejo que vayan algunos pasos detrás mía; alguien debe ir recogiendo mi alma hecha añicos contra el cristal de tu ventana.

La atropelló el tren, pobre ilusa quería recoger el beso que nos escupiste.

Se hace tarde. En realidad es tres vidas más tarde. La que me conformaba por tener; esta corta vida de otoño que no se si vivirla ahora o guardarla para otro día y la que me prometiste.

Una vida que llego volando, quizás arrojada desde tu ventana con la misma desidia con la que ese último beso salió de tu boca.

Una vida que se ha ido volando...

...como una hoja de otoño al viento

 

Eterna(mente)

Hace un par de días descubri el blog de esta sevillana de 19 años llamada M....

Estudiante de Bellas Artes, gracias a ella he empezado a descubrir un maravilloso mundo

de arte, diseño e imaginación.

Leyendo su blog y navegando por los enlaces que recomienda y los de aquellos que le hacen

comentarios me he asomado a su mundo, al menos al espacio que se ha reservado en la blogosfera,

y he sentido una calida sensación de vertigo.

Estás salidas rápidas del mundo real y los retornos tan bruscos no me sientan del todo bien.

Esta vez no voy a poner ningun cuadro, foto o dibujo acompañando este post, 

espero que algún día ella me de permiso para poner alguna de sus ilustraciones

Le he dejado un comentario a su último post quizás se asome a este rinconcito

En parte me da algo verguenza porque el diseño aún está en pañales.

 

Aburrimiento

Aburrimiento

 

Se que hay peores cosas que estar sumido en un estado absoluto de sopor y aburrimiento

Sentir tu cerebro rodeado de cierta neblina de origen incierto.

Sentir tal pesadez que no tecleas sino que dejas caer la mano a ver si acierta.

He navegado por paginas que jamas habría soñado que existieran;

he aprendido cosas absurdas que han debilitado mis neuronas;

Peor aún...

he deseado que tras semanas de inactividad mi jefe se acuerde de mi y me haga algún encargo.

Se que hay peores cosas que estar aburrido...

pero he desconectado todo menos las funciones vitales y no se me ocurre ninguna.